Por: Fátima Cuerdo
El traje de luces es un símbolo y vestimenta típica del mundo taurino, que ha pasado por una gran evolución a lo largo de la historia de la propia Tauromaquia.
La introducción del traje de torear fue a partir del siglo XVII, ya que anteriormente el ser torero no era considerada una profesión e iban vestidos de paisanos. Además, era más valorado el toreo a caballo por eso el torero a pie no era de importancia y dependía su vestimenta de la época que se viviera. Alrededor del 1619, los toreros usaban unas bandas y redecillas para el pelo. En estos momentos era cuando los toreros de a pie (aragoneses, navarros y andaluces) empezaban a acudir con sus cuadrillas con indumentarias más elaboradas, dando paso a llamarse Bandas de Toreros.
El Coleto, era una vestidura de terciopelo abierta por delante, con mangas acolchadas y con un cinturón, se utilizó en el siglo XVIII. En el 1730 los toreadores, como se llamaba a los toreros entonces, fueron vestidos por La Maestranza de Sevilla con vestidos de color grana con galón blanco que acabó siendo el uniforme oficial de la plaza durante más de 60 años. En otras ciudades como Madrid, Granada y Aranjuez los toreros tenían más libertad a la hora de elegir los colores y los adornos de sus trajes, pero tenían que ser sobrios.
Costillares revolucionó los trajes en el 1787 saliendo a torear con su cuadrilla con un traje verde con galones y hojuelas de plata, que casi un siglo más tarde serían sustituidas por las lentejuelas. Tiempo después, se cambia el ante por la seda y se asemeja al traje de majo, que es del que se toma referencia para la siguiente evolución, siendo la herencia que ha quedado hasta nuestros días.
En el siglo XIX, Paquiro introduce la luz al traje con las lentejuelas y, también, la montera siendo éstas más altas que las actuales y adornadas con borlas en los laterales.
Un siglo después, en el XX, los sastres comienzan a hacer los trajes más estrechos para evitar cogidas y enganchones, las hombreras eran más anchas y largas, las taleguillas abiertas, la chaquetilla se acortó, introducen mayor número de alamares, etc. El traje de ahora tiene un origen de más de 100 años en los que se ha ido reduciendo el peso por lo que se ha adaptado con el paso del tiempo buscando cierta sencillez y comodidad para los toreros.
Muchos se preguntan, ¿por qué no sigue su evolución el traje de luces? De momento nos encontramos en un momento de estancamiento, pero con esperanza e ilusión esperamos esos trajes revolucionarios que crean nuestros sastres.